Criar de forma positiva no significa agachar la cabeza ante nuestros hijos
Elisa Sainz • 12 de marzo de 2024

Han sido muchas las ocasiones en que he recibido reproches de la manera en que crio y educo a mis hijos.


Por ejemplo, cuando le pregunto a Alan si desea desayunar cereal y leche o prefiere pan con mantequilla, o cuando le dejo a Amelia dos vestidos para ir al cumpleaños y le permito escoger el que más le guste.


Entender que mis hijos tienen sus propios gustos, deseos, sentimientos y dignidad me ha llevado a ser más empática y respetuosa. Permitirles tomar decisiones en ciertos aspectos ha fortalecido nuestra relación y creado un ambiente más armonioso en nuestro hogar. Tratar a mis hijos con respeto y brindarles oportunidades para sentirse valorados e importantes contribuye enormemente a su confianza en sí mismos y fortalece nuestros lazos afectivos.


Es irónico cómo a menudo no somos coherentes con la educación que brindamos a nuestros hijos y lo que esperamos de ellos.


Por ejemplo, aquí les compartiré una historia que refleja esa incongruencia:


Desde que Anita era muy pequeña, Marina optó por un estilo parental autoritario. Para Marina, el control y la rigidez eran sinónimos de amor y protección hacia su hija. Cada decisión, cada acción de Anita era dictada y supervisada por su madre. La obediencia era la norma, y cualquier desviación de esta era castigada con dureza.


En apariencia, todo parecía estar en orden. Anita se comportaba según lo esperado delante de su madre, recibiendo elogios por ser "bien educada". Sin embargo, tras esa fachada de obediencia se escondían miedos, inseguridades y una profunda falta de confianza en sí misma.


En la escuela, Anita luchaba por encontrar su voz. Temerosa de no hacer lo correcto, se retiraba al margen de las actividades y obtenía bajas calificaciones. La maestra preocupada por su bienestar, buscó el apoyo de Marina.


La maestra pidió hablar con la madre de la niña. 


- Su hija no participa en clases. Cuando se hacen trabajos en equipo, ella no aporta ninguna idea y siempre luce como asustada o preocupada. –


Después de esta conversación con la maestra, Marina llegó a casa furiosa y juzgó a su hija por su comportamiento en el colegio y la amenazó con que si no subía sus notas se quedaría sin utilizar dispositivos electrónicos durante mucho tiempo.


Es muy difícil para los niños que reciben este tipo de crianza, poder sentirse seguros, tener confianza o valía en sí mismos. Cuanto más le exija la madre y la haga sentir como basura, peores serán los resultados de Anita. 


La reacción de Marina ante la situación de Anita refleja la desconexión entre sus acciones y sus intenciones. En lugar de ofrecer apoyo y comprensión, recurrió a amenazas y castigos, perpetuando así un ciclo de control y temor que solo profundizó la brecha entre madre e hija.


Marina ama a su hija y desea lo mejor para ella, pero ha sido influenciada por la creencia de que la rigidez y la autoridad son la clave para criar a un buen hijo. Sin embargo, está claro que el precio de este enfoque es alto. La falta de confianza, el miedo y la baja autoestima de Anita son evidencia de los efectos negativos de la crianza autoritaria. Es fundamental que Marina reflexione sobre su estilo de crianza y busque formas más respetuosas y empáticas de guiar a su hija hacia un desarrollo saludable y una autoestima sólida.


La situación que describes, es un ejemplo claro de cómo la discrepancia entre el estilo de crianza autoritario y las expectativas poco realistas pueden tener consecuencias negativas en el desarrollo emocional y académico de los niños. Aunque Marina actúa con la intención de educar a su hija de la mejor manera posible, su enfoque autoritario puede estar causando más daño que beneficio.


Los niños criados en un ambiente autoritario, donde se impone la obediencia sin cuestionamientos, pueden desarrollar miedo, ansiedad y baja autoestima. En el caso de Anita, su falta de participación en la escuela y sus bajas calificaciones podrían ser señales de que no se siente segura para expresarse o tomar iniciativas, debido al temor a ser castigada por no cumplir con las expectativas impuestas por su madre.


Es importante que Marina reflexione sobre el impacto de su estilo de crianza en la vida y bienestar de su hija. Amenazar con castigos y exigir resultados sin ofrecer apoyo emocional y guía puede perpetuar un ciclo de baja autoestima y desmotivación en los niños.


Criar de manera positiva, basándonos en el respeto y el amor no significa agachar la cabeza ante nuestros hijos, al contrario, criar de manera positiva es firmeza con amabilidad lo que significa efectividad, liderazgo, y relaciones sanas que ayudarán a que la relación con nuestros hijos sea poderosa y que ellos sientan siempre nuestro apoyo y comprensión.