"Espera a que llegue tu papá…" y otras frases que complican la crianza
Elisa Sainz • 3 de diciembre de 2024

 - "Espera a que llegue tu papá y te las tendrás que arreglar con él." -


 - "Toda esta situación con el niño es por tu culpa, lo estás malacostumbrando y lo que obtendrás es un niño al que nadie va a soportar." -


La crianza de los hijos… ¡Qué tarea más difícil, ¿verdad? 


Lo es, pero hay cosas que hacemos como madres y padres que, lejos de ayudarnos, terminan complicándolo todo. Por ejemplo, esas dos frases con las que comencé este blog son un clásico. 


Desde que soy niña las escucho, y hoy sé muy bien los efectos que tienen.


Cuando un niño tiene un comportamiento inadecuado y uno de los padres toma como acción principal anunciarle que se prepare para cuando llegue el otro, el mensaje que está transmitiendo es: "Yo no puedo con esta situación." Esto no solo desacredita a quien lo dice, sino que también debilita la autoridad de ambos padres frente al niño.


Por otro lado, están esas situaciones en las que uno de los padres interviene mientras el otro está corrigiendo, desacreditando su autoridad, y lo peor: ¡delante del niño! Estas dinámicas pueden generar confusión, inseguridad y falta de respeto en los niños hacia ambos padres.


Este tipo de frases no solo afectan al niño, sino también a la relación entre los padres. Cuando uno culpa al otro de los comportamientos del hijo, se genera una dinámica de reproche que puede escalar rápidamente. Frases como "Esto es tu culpa porque lo malacostumbras" o "Tú no haces nada para disciplinarlo" suelen desencadenar sentimientos de frustración, resentimiento.


Con el tiempo, estas dinámicas pueden erosionar la relación de pareja, transformando lo que debería ser una alianza sólida en un campo de batalla constante. La crianza debería ser un esfuerzo en equipo, no una competencia por señalar culpables o imponer puntos de vista.


Por otro lado, para el niño, estas dinámicas generan confusión y, en algunos casos, manipulación. Si perciben que hay desacuerdo entre los padres, comenzarán a alinear sus acciones con el progenitor más permisivo. No porque sean "malos," sino porque los niños, naturalmente, buscan el camino de menor resistencia.


Esto puede dar lugar a varios problemas:


  1. Confusión en los límites: Los niños necesitan claridad y consistencia en las reglas. Si una figura establece un límite y la otra lo contradice, el niño no sabrá a quién obedecer. Esto puede llevar a comportamientos desafiantes y a la falta de respeto hacia ambos padres.
  2. Dificultades para gestionar la autoridad: Cuando un niño aprende a aliarse con el padre más permisivo, puede comenzar a ver al otro como el "malo de la película." Esta dinámica no solo crea tensión en la relación entre el niño y el padre percibido como "estricto," sino que también debilita la estructura de respeto y liderazgo en el hogar.
  3. Impacto en su desarrollo emocional: La falta de unidad parental puede generar inseguridad emocional en los niños. Los pequeños necesitan sentir que sus padres trabajan juntos como un equipo para brindarles seguridad y guía. Cuando perciben conflictos constantes, pueden desarrollar ansiedad, inseguridad o incluso tendencias manipuladoras para obtener lo que desean.


Tu familia como un equipo


Hoy quiero que te imagines a tu familia como un equipo de fútbol. Cada miembro tiene su rol, y para que el equipo gane, debe trabajar unido. Tiene que haber apoyo mutuo y respeto. En un equipo de fútbol hay un entrenador, pero en tu equipo familiar tal vez haya dos, si estás en pareja. Es fundamental que ambos estén en sintonía para liderar juntos.


Cuando los padres no están alineados, las diferencias se reflejan en los niños. Es natural tener desacuerdos sobre cómo manejar ciertas situaciones, pero esas diferencias deben resolverse en privado. Recuerda: los niños necesitan límites claros y consistentes. Si sienten que pueden dividir a los padres o que alguno no tiene autoridad, las cosas se complicarán para todos.


Este tema lo traigo hoy porque, hace solo un rato, una mamá me confesó que su esposo siempre la culpaba de la "malcriadez del hijo." Esta situación la hacía sentir mal, y hasta llegar a cuestionarse: ¿Lo estaré haciendo bien?


Si tú también te has sentido así, quiero que sepas algo: nadie nace sabiendo ser madre o padre. La crianza es un proceso de aprendizaje continuo. Lo importante es ser conscientes de nuestras acciones, reflexionar y buscar maneras de mejorar, siempre con amor y respeto hacia nuestros hijos y hacia nuestra pareja.


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En este espacio compartimos consejos, herramientas y reflexiones para que la crianza sea más llevadera y, sobre todo, para que puedas disfrutar de ese maravilloso proceso de ver crecer a tus hijos. 💕


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