Los limites son amor propio
Elisa Sainz • 15 de julio de 2025

Muchas veces pensamos en los límites solo como algo que los demás deben respetar en nosotros.


“Mi pareja no se acaba de dar cuenta que no me gusta el deporte y siempre quiere que lo acompañe a ver los partidos”.


“Mi familia no me valora, en casa lo hago todo yo, me gustaría más ayuda la verdad”


“Mi madre se entromete en todas las decisiones que tomo con mis hijos”,


“Mis hijos invaden mi espacio y a veces me asfixia”


Esos ejemplos que te compartí son solo algunos de los tantos que traen a la sesión madres con las que he tenido la oportunidad de hablar sobre este tema. Todos ellos lo que tienen en común es la falta de límites. 


¿Qué son los límites personales? 

Los límites personales son las reglas invisibles que protegen tu espacio, tu energía, tu tiempo y tu paz. Son los que marcan lo que estás dispuesta o dispuesto a aceptar... y lo que no. Son una forma de autocuidado, de afirmarte en tu valor, y de construir relaciones más sanas y auténticas. 


Cuando pones un límite, estás diciendo:

“Aquí́ me cuido.”
“Esto me incomoda.”
“Hasta aquí́ está bien para mí.” 


Los límites no alejan, alinean. No dividen, protegen, no hieren, ordenan. 

Usaré los ejemplos que mencioné anteriormente para explicarte de una manera concreta como poner límites. 


“Mi pareja no se acaba de dar cuenta que no me gusta el deporte y siempre quiere que lo acompañe a ver los partidos.”

Cómo poner límites:


“Sé que para ti es importante compartir esos momentos, y agradezco que me quieras incluir. Pero quiero ser honesta: el deporte no es algo que disfrute, y cuando lo hago solo por complacer, me siento incómoda. Podemos buscar otros espacios para compartir que nos gusten a los dos.”


Este límite afirma tus gustos sin desvalorizar los suyos, y abre la puerta a una solución conjunta. Nota importante: Debes también respetar su espacio de que vaya solo a ver los partidos si decide hacerlo porque no es justo pedirle que renuncie a algo que le gusta a la otra persona.  


 “Mi familia no me valora, en casa lo hago todo yo, me gustaría más ayuda la verdad.”

Cómo poner límites:


“He estado sintiendo mucho peso en casa porque hay muchas tareas que estoy asumiendo sola. A partir de ahora voy a repartir responsabilidades para que todos colaboremos. No lo hago para castigar a nadie, sino porque necesito cuidar mi energía y que todos aprendamos a vivir en equipo.”


Este límite transforma la queja en una acción concreta que promueve responsabilidad y equilibrio. Nota importante: Respetar tus limites aquí, como muestra de amor propio sería haciendo lo que te corresponde y las tareas que son de otros, dejárselas a los otros. Si no cumplen con su parte, no te eches la carga arriba otra vez, simplemente vez y preguntas: ¿Qué pasa que no estas cumpliendo con tus deberes? 


 “Mi madre se entromete en todas las decisiones que tomo con mis hijos.”

 Cómo poner límites:


“Mamá, valoro tu experiencia y sé que lo haces desde el amor. Pero necesito que confíes en mí como madre. Estoy aprendiendo y necesito tener el espacio para tomar decisiones, incluso si me equivoco. Si en algún momento quiero un consejo, te lo pediré con cariño.”

Este límite honra el vínculo, pero coloca con claridad tu rol de autoridad como madre.


“Mis hijos invaden mi espacio y a veces me asfixia.”

 Cómo poner límites:


“Los amo con todo mi corazón, pero necesito momentos para mí. Tener un tiempo sola no significa que los quiero menos, significa que necesito recargarme para estar mejor con ustedes. Voy a tomarme 20 minutos cada día sin interrupciones. Luego estaré disponible para jugar o hablar.”


Este límite enseña autocuidado y muestra a tus hijos que mamá también es persona.


Preguntas poderosas 


¿Yo soy capaz de respetar los límites de los demás?


¿Cómo puedo pedir que respeten mis límites si yo no sé manejar los de otros?


¿Qué siento cuando alguien me pone un límite?


Si quieres comenzar a poner límites con claridad y amor,
primero necesitas aprender a 
aceptar los límites que los otros te ponen.


Esto puede ser incómodo, pero también transformador 💫


Porque los límites bien puestos y bien recibidos… construyen relaciones más sanas, más libres y más verdaderas.


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Nos vemos por allá,


Elisa