Niños con Emociones Intensas
Elisa Sainz • 18 de noviembre de 2025

Hoy es martes de blog y te traigo un tema muy interesante, ¡como todos los temas que te comparto en este espacio para crecer! Quizás lo sentirás más interesante si tienes un niño o una niña con sentimientos intensos en casa. 


¿Cómo son los niños de sentimientos intensos? 


Son niños que sienten profundo, que reaccionan fuerte, que aman con el alma… y que muchas veces no saben cómo manejar todo lo que pasa dentro de ellos, pero sobre son niños muy incomprendidos y criticados. Para explicarlo de forma más sencilla quiero usar cuatro personajes de películas animadas que probablemente conoces muy bien.


La primera es Lilo de la película de Disney (Lilo y Stitch)


 Lilo es el ejemplo perfecto del niño que siente más que los demás. Cuando algo la hiere, lo siente en el cuerpo completo. Cuando algo la alegra, lo vive a lo grande. Y cuando se siente sola, se desborda. Lilo no se porta mal, Lili busca conexión y compresión.


Lilo representa a esos niños intensos que el mundo llama “dramáticos”, “extraños”, “conflictivos” cuando en realidad son profundamente sensibles, intensamente empáticos y fácilmente heridos. Su historia nos recuerda que cuando un niño es incomprendido, su comportamiento habla más fuerte que sus palabras.


Vamos ahora con Elio, del reciente firme de Pixar


Elio es ese niño que observa todo, que piensa mucho, que se siente fuera de lugar, y que a veces se esconde en su propio mundo para protegerse. Siente intensamente, pero hacia adentro. No explota, se repliega. No grita, se encierra. Eli representa a esos niños que son etiquetados, como “extraños”, “tontos” “locos” y que viven en mundos internos inmensos, pero que no siempre saben cómo traducir lo que sienten. Niños que necesitan tiempo, paciencia y adultos que entiendan su lenguaje emocional silencioso y su necesidad de pertenecer. 


Próximo personaje, Elsa de la película de Disney “Frozen”


Elsa es la niña empática, inteligente, fuerte que conoce sus dones pero que decidió esconderlo. Para no molestar, para no incomodar, para no fallar. Los niños como Elsa parecen “tranquilos”, pero por dentro viven tormentas enormes. Se congelan cuando sienten mucho. Se paralizan cuando sienten miedo. Se alejan cuando se sienten inseguros o cuando sienten que harán daño o molestaran a llas personas que aman. Elsa nos recuerda que a veces el niño que parece “frío” “distante” “poco cariñoso” es en realidad un niño aturdido por la intensidad emocional y que necesita un adulto que le diga:


“Puedes ser tú. No tienes que controlarlo todo o cambiar tu forma de ser para que te quieran.”


Por último, te traigo a Bruno, personaje de la película de Disney “Encanto”


Bruno representa a esos niños hiper-intuitivos que sienten la energía de la familia completa. Perciben el conflicto, sienten la presión, cargan con las expectativas de todos. Son intensos, sí… pero no por rebeldes, sino porque ven lo que los demás no quieren ver. Niños como Bruno son llamados “oscuros”, “raros”, “individualista”, “solitarios” Muchos niños como Bruno crecen sin espacio para ellos mismos, cargando secretos, culpas, miedos o responsabilidades que no les pertenecen. 


Bruno nos recuerda que la intensidad emocional no siempre nace en el niño; muchas veces viene del entorno.


Entonces… ¿qué hacemos con un niño intenso?


Lo miramos con más ternura. Lo acompañamos con más calma y recordamos que la intensidad emocional no es un defecto.


Es una señal.
Una brújula.
Un llamado.


Un regalo que aún no ha sido comprendido.

Si tienes un niño o una niña intensa cerca de ti, quiero que te quedes con esta idea:


No están rotos. No están mal. No sienten “demasiado”. Sienten como sienten y necesitan un adulto que los acompañe en lugar de corregirlos.


Quizás ese adulto puedes ser tú, con paciencia, con presencia, con amor de verdad y sobre todo, con mucho liderazgo. Porque los niños con emociones intensas no necesitan que les apaguen la luz. Necesitan que alguien los enseñe a brillar cuando eso pasa… brillan fuerte y se sienten seguros. Mucho más de lo que te imaginas.


Un fuerte abrazo 



Elisa Sainz