
El término "bullying" lo conocí por primera vez siendo adulta aquí en los Estados Unidos. Nací y crecí en Cuba, y cuando era niña o adolescente, simplemente llamaba "pesados" a aquellos que me ofendían o se burlaban de mí. Creo que, de alguna manera, todos nos hemos burlado de otros en algún momento o hemos dicho algo que les hiere emocionalmente. También hemos estado del otro lado y hemos sido víctimas de burlas y acoso.
Personalmente, lo experimenté más durante la adolescencia. Mi mamá no me dejaba afeitar las piernas, y algunos compañeros de clase pasaban su tiempo burlándose de ellas. Usaba calcetines largos para cubrirlas y me escondía para que no me vieran. Esta situación me hacía sentir insegura, y ni hablar de los malos ratos que pasaba.
Hoy, mirando hacia atrás con una mirada adulta, veo que esos malos ratos podrían haberse evitado si hubiera tenido los recursos necesarios para lidiar con el problema en ese momento. El primer paso debería haber sido hablar con mi madre y contarle todo lo que estaba ocurriendo debido a su negativa a permitirme afeitarme las piernas. Los compañeros de clase que se burlaban de mí no eran tan malos por señalar que mis piernas estaban demasiado peludas; era cierto. El problema estaba en mí, ya que no sabía cómo hacerles callar. A esa edad, no entendía que las piernas peludas no definían quién era yo, y nunca supe cómo mostrarles que no me importaba lo que pensaran de mí. Bueno, en realidad sí me importaba, porque a los 13 años, no tenía mucha inteligencia emocional y no le contaba a mi mamá lo mal que me hacía sentir esa situación.
Ahora, a los 37 años, con hijos y después de haber trabajado en un aula durante 10 años, me doy cuenta de que hemos abordado el acoso escolar de manera incorrecta. Lo criticamos, decimos que es malo y que hace mucho daño, e incluso daño irreparable en algunos casos, lo cual es muy triste. Las reglas contra la violencia física o verbal y el bullying son cada vez más estrictas en las escuelas. Sin embargo, el acoso, la burla y el maltrato físico o emocional persisten.
Si analizamos las estadísticas, aquí en los Estados Unidos, por ejemplo, aproximadamente 1 de cada 5 estudiantes de secundaria informó haber sido intimidado en la propiedad escolar. Más de 1 de cada 6 estudiantes de secundaria informaron haber sido acosados electrónicamente durante el último año. Casi el 14% de las escuelas públicas informan que el acoso es un problema de disciplina que ocurre a diario. Los informes de acoso son más altos en las escuelas intermedias (28%), seguidas de las escuelas secundarias (16%) y las escuelas primarias (9%).
¿Qué es el bullying? Según el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), el bullying es cualquier comportamiento agresivo no deseado por parte de otro joven o grupo de jóvenes, que implica un desequilibrio de poder observado o percibido y se repite varias veces. El bullying puede causar daño o angustia al joven objetivo, incluido daño físico, psicológico, social o educativo.
Los tipos comunes de bullying incluyen:
Físico, como golpes, patadas y zancadillas.
Verbal, incluidos insultos y burlas.
Relacional/social, como difundir rumores o excluir al joven del grupo.
Daños a la propiedad de la víctima.
El Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) ha creado programas para ayudar a prevenir el bullying en las escuelas, lo cual es muy importante, pero considero que es fundamental que esa labor comience desde casa. La familia es la base de la sociedad; si las familias no están bien, la sociedad tampoco lo estará.
En mi opinión, deberíamos proporcionar a nuestros hijos y estudiantes recursos para desarrollar una autoestima saludable, tener confianza en sí mismos, saber cómo expresarse cuando algo les molesta y no ceder ante lo mal hecho. Los niños y los jóvenes necesitan sentirse más fuertes, y no estoy hablando de fuerza física, sino de fuerza mental. Es importante que los niños y jóvenes confíen en sí mismos y en los adultos que los rodean. Es crucial que se sientan valientes y parte importante de esta sociedad, pero eso también comienza en casa. Si no se sienten parte importante de su núcleo familiar, es muy poco probable que se sientan parte importante de la sociedad. Creo que esa es la mejor manera de combatir el bullying.
Al empoderar a nuestros jóvenes con las herramientas para manejar sus emociones y desarrollar resiliencia, podemos crear una cultura de empatía y respeto donde el bullying no tenga cabida. Esto comienza fomentando la comunicación abierta, construyendo la autoconfianza y enseñando empatía y amabilidad. Como padres, educadores y mentores, tenemos el poder de dar forma a una generación que valore la inclusividad, la compasión y la comprensión. Para que esto suceda, debemos hablar con nuestros hijos sobre estos temas y darles la confianza para que acudan a nosotros cuando se sientan afligidos o alguien o algo les esté molestando.
La crianza autoritaria y punitiva que a menudo se implementa en los hogares no proporciona a los niños las herramientas necesarias para desarrollar las habilidades que necesitan para enfrentar situaciones como el bullying. Por esa razón es necesario que ejerzamos una crianza consciente y positiva la cual promueve el desarrollo de la autonomía, la confianza y la autoestima de niños y niñas; al tiempo que, fomenta la comunicación respetuosa y el diálogo. Los principios fundamentales de este tipo de crianza son la empatía, el respeto y el amor incondicional. La crianza positiva reconoce que los niños merecen ser tratados con dignidad y respeto, y se centra en establecer relaciones basadas en la confianza y el entendimiento mutuo. En lugar de imponer autoridad de manera unilateral, los padres que practican la crianza respetuosa buscan colaborar con sus hijos, brindándoles el apoyo y la orientación necesarios para que puedan desarrollarse plenamente como individuos autónomos y capaces de tomar decisiones informadas. Esta aproximación fomenta una conexión profunda entre padres e hijos, y sienta las bases para relaciones familiares sólidas y saludables a largo plazo. La crianza consciente y positiva no solo beneficia a los niños al promover su bienestar emocional y social, sino que también contribuye al crecimiento personal y la realización de los padres, al ofrecerles la oportunidad de aprender y crecer junto a sus hijos en un ambiente de amor, comprensión y respeto mutuo.
Si quieres saber sobre estos temas, no dudes en escribirnos.
Un fuerte abrazo de Elisa Sainz-Triana
Creadora del programa “Parents and Leaders”
Referencias:
Centers for Disease Control and Prevention. (2023b, September 28). Fast facts: Preventing bullying |violence prevention|injury Center|CDC. Centers for Disease Control and Prevention. https://www.cdc.gov/violenceprevention/youthviolence/bullyingresearch/fastfact.html