
Hoy quiero hablarte de un concepto que me fascina: “Competencia”
¿Qué entiendes por competencia?
Probablemente pienses en competencia como demostrar que eres mejor que
alguien en alguna faceta, compitiendo para probarlo. Sin embargo, la competencia
realmente abarca mucho más. Se define como las capacidades, habilidades,
destrezas y actitud que una persona tiene para llevar a cabo una actividad o cumplir
un objetivo.
Te preguntarás:
¿Qué relación tiene este concepto con la crianza de mis hijos, el motivo por el que
estoy aquí?
Tiene mucha relevancia, permíteme explicártelo.
Dentro de la competencia, hay tres elementos muy importantes: conocimiento
(saber), destreza (saber hacer) y actitud (querer hacer y querer estar).
Al comienzo de mi aventura en la crianza consciente, me dediqué a estudiar
intensamente, devorando libros y buscando nuevos recursos. A pesar de las muchas
horas invertidas, sentía que no avanzaba. Lo que ocurría era que solo estaba
aplicando la primera fase de la competencia, el conocimiento. Sabía lo que tenía
que hacer, pero me faltaba ponerlo en práctica.
Me pregunté: ¿Cómo aplico en casa con mis hijos todo lo aprendido?
La respuesta estaba en la actitud de querer hacerlo. Yo deseaba que las cosas
fueran diferentes, quería disfrutar más de la crianza de mis hijos. Estaba cansada de
quejarme de comportamientos indeseados, la falta de límites, y del agotamiento.
Pero quejarme no resolvía nada; necesitaba actuar diferente si quería resultados
diferentes.
Por lo tanto, mi competencia no era con nadie más que conmigo misma. Estaba
lista para la competencia: tenía el conocimiento, la capacidad de aplicarlo y la
actitud para ejercer una crianza consciente.
Después de darme cuenta de estas tres fases del concepto de “competencia” y de
ponerlas en práctica de manera consciente, comencé a ver resultados.
Te cuento esto hoy para que tú también seas consciente de identificar en qué fase
estás. Si has asistido a muchos talleres, leído numerosos libros y sientes que estás
estancado, te invito a no ir a un taller más, ni leer otro libro, sino a comenzar a
aplicar lo que ya has aprendido.