¿Buena o Mala Madre?
Elisa Sainz • 30 de julio de 2024

¿Acaso la maternidad es una competencia? 


Durante mucho tiempo, me vi atrapada en ese ciclo de comparación, juzgando y siendo juzgada, como si ser madre fuera una carrera en la que algunas ganan y otras inevitablemente pierden.


Un día, sin embargo, me detuve a reflexionar sobre lo absurdo de este enfoque. Me pregunté: 


¿Por qué estamos tan inclinadas a calificar a otras madres como mejores o peores basándonos en nuestras propias expectativas y experiencias?


Observemos algunos ejemplos comunes de juicios que hacemos:


Critica: Juzgamos a la madre que dejó de amamantar a su bebé prematuramente.


Celebración: Elogiamos a la madre que abandonó su carrera para dedicarse por completo a sus hijos.


Critica: Censuramos a la madre que decidió divorciarse y ser madre soltera.


Celebración: Admiramos a la madre que nunca se toma un tiempo sin sus hijos.


Critica: Reprobamos a la madre que contrata una niñera para tener una noche libre con su esposo.


Estos juicios pueden variar según los paradigmas y la cultura de cada quien. Desde mi perspectiva, sin embargo, he llegado a la conclusión de que compararnos o calificarnos como buenas o malas madres no tiene ningún valor real.


Preguntas para una reflexión más profunda:


Empatía: ¿Qué le habrá pasado a esa mamá que dejó de amamantar a su bebé tan temprano?


Comprensión: ¿Se sentirá bien esa mamá que antes trabajaba fuera de casa y ahora no sale ni se arregla, dedicando todo su tiempo a cuidar a sus hijos?


La maternidad no debería ser una arena de juicio, sino un viaje de apoyo mutuo. Hablar sobre los demás es una práctica que quizás nunca desaparezca, pero podemos mejorar cómo participamos en ella. En lugar de criticar, podríamos empezar por preguntarnos sobre las circunstancias y los desafíos que enfrenta cada madre.


Propongo un cambio de perspectiva:


En lugar de competir, deberíamos compartir nuestras experiencias y estrategias, aprender unas de otras y, sobre todo, ofrecer compasión y comprensión. Cada madre enfrenta sus propias luchas y desafíos, y lo que necesita es apoyo, no crítica.


Entonces, la próxima vez que te encuentres formando un juicio sobre otra madre, recuerda que cada una de nosotras está haciendo lo mejor que puede con las herramientas y el conocimiento que tiene en ese momento. Más amor, menos juicio: este es el camino hacia una comunidad de madres más fuerte y más empática.



Un fuerte abrazo 


Elisa