El Desarrollo Humano (Desarrollo Físico)
Elisa Sainz • 18 de febrero de 2025

La psicología es un campo fascinante, especialmente cuando nos ayuda a comprender el proceso continuo del desarrollo humano. Mientras estudiaba psicología, descubrí algo que transformó mi manera de ver la vida: cada etapa del desarrollo tiene sus propias características, retos y aprendizajes.


Como maestra de educación preescolar con años de experiencia y madre de dos hijos, muchas veces me preguntaba: ¿por qué ciertos comportamientos o patrones? Esta pregunta no solo era para mis hijos y estudiantes, sino para mí también. Nosotros los adultos también actuamos de ciertas maneras ante ciertos compartimientos. Al estudiar el desarrollo humano fue cuando todo cobró sentido. Comprender cada etapa me permitió no solo acompañar mejor a mis hijos en su crecimiento, sino también apoyarlos de manera más efectiva a ellos y a mis estudiantes.


Por eso, he decidido crear esta serie de blogs sobre las etapas del desarrollo humano. Mi deseo es que esta información te ayude a comprender mejor en qué etapa te encuentras tú y en cuál están tus hijos. Así, podrás mirarte a ti mismo con más compasión y paciencia, y también acompañar a los pequeños (o no tan pequeños) que comparten la vida contigo con mayor comprensión y empatía.


Este es el primer artículo de la serie. Espero que lo disfrutes y, sobre todo, que te ayude en tu camino como madre, padre o cuidador.


El desarrollo humano es un campo diverso y en constante cambio. Este proceso abarca toda la vida del individuo, desde el nacimiento hasta la muerte, explorando cómo las personas se desarrollan física, intelectual y socialmente. Busca responder preguntas tales como:


¿Cómo influye la herencia genética en el desarrollo de los hijos? 

¿Cómo aprenden los niños? 

¿Por qué toman ciertas decisiones? 

¿Las características de la personalidad son innatas o pueden cambiar con el tiempo? 

¿Cómo impacta un entorno estimulante en el desarrollo?


Estas y muchas otras interrogantes son objeto de estudio en el desarrollo humano.


Para responderlas, los especialistas en desarrollo utilizan el método científico de manera estructurada y formal. Por otro lado, nosotros, madres, padres y educadores, en nuestro día a día, recurrimos a estrategias más informales, como la observación, la espera, la interacción y el amor hacia nuestros hijos y alumnos. Sin embargo, creo que no basta solo con observar y esperar. Es importante involucrarse, formar parte del proceso y mejorar la manera en que interactuamos con nuestros hijos y estudiantes para obtener mejores resultados.


Este blog nace precisamente con ese propósito: brindar herramientas y conocimientos que ayuden a comprender mejor el desarrollo humano y, con ello, acompañar a nuestros niños de manera más efectiva en su crecimiento, importante, también comprenderás muchos aspectos de ti como ser humano en este proceso. 


El Desarrollo Físico


Comenzaré por el desarrollo físico, no porque sea más importante que las otras áreas, sino porque es la que percibimos a simple vista. Desde el momento en que un bebé nace, su crecimiento es evidente: cambia de tamaño, gana peso, adquiere fuerza y desarrolla habilidades motoras. Es un proceso asombroso que ocurre de manera progresiva y está influenciado por múltiples factores, como la genética, la alimentación, el entorno y la estimulación.


El desarrollo físico se manifiesta en dos grandes aspectos: el crecimiento corporal y la motricidad. En los primeros años de vida, el cuerpo experimenta un crecimiento acelerado, pasando de la fragilidad de un recién nacido a la energía de un niño pequeño que corre y explora el mundo a su alrededor. La motricidad, por su parte, se divide en motricidad gruesa y fina. La motricidad gruesa abarca habilidades como gatear, caminar, correr y saltar, mientras que la motricidad fina implica movimientos más precisos, como sujetar objetos, dibujar o abotonarse la ropa.


A medida que los niños crecen, su desarrollo físico sigue avanzando. Durante la infancia y la adolescencia, los cambios hormonales impulsan el crecimiento y la maduración de los músculos, huesos y órganos. La coordinación mejora, la fuerza aumenta y el cuerpo adquiere mayor resistencia. En esta etapa, el juego, el ejercicio y una alimentación equilibrada son claves para un desarrollo saludable.


Sin embargo, el desarrollo físico no se detiene en la juventud. A lo largo de la vida, el cuerpo continúa experimentando cambios, algunos más sutiles que otros. En la adultez, la prioridad ya no es el crecimiento, sino el mantenimiento de la salud y el bienestar. Y en la vejez, el cuerpo enfrenta nuevos desafíos, como la pérdida de masa muscular, la disminución de la flexibilidad y los cambios en la densidad ósea.



Comprender el desarrollo físico nos permite no solo valorar cada etapa de la vida, sino ser conscientes y tomar decisiones que fomenten nuestro bienestar y el de nuestros niños. 


Cada niño tiene su propio ritmo, y respetar ese proceso, proporcionándole las condiciones adecuadas para su desarrollo, es fundamental para que alcance su máximo potencial.


Cuando hablamos del desarrollo físico, no podemos enfocarnos solo en los niños; también debemos pensar en quienes los guían y acompañan en su crecimiento: padres y educadores.


Criar y educar requiere una enorme cantidad de energía. Quien ha pasado un día completo con niños sabe lo demandante que puede ser. Para sostener esta tarea, es esencial que los adultos encargados de su cuidado también prioricen su bienestar físico. No se trata solo de un acto de autocuidado, sino de una responsabilidad. Un cuerpo cansado, desgastado y sin energía tiene más dificultades para responder con paciencia, claridad y entusiasmo a las necesidades de los niños.


Además, los niños aprenden principalmente a través del ejemplo. Cuando ven a sus padres y educadores cuidando su cuerpo con una alimentación equilibrada, descansando lo necesario, moviéndose con regularidad y dando importancia a su bienestar, ellos internalizan estos hábitos como algo natural. Un adulto que prioriza su salud física no solo tiene más energía para criar y educar, sino que también se convierte en un líder para los más pequeños, mostrándoles con hechos la importancia del autocuidado.


El desarrollo físico no se detiene en la infancia, es un proceso continuo que atraviesa toda la vida. Por eso, es fundamental que los adultos recuerden que cuidar su propio cuerpo no es un lujo, sino una necesidad. Al hacerlo, no solo estarán en mejores condiciones para guiar a los niños, sino que les estarán enseñando, con el mejor método posible—el ejemplo—, que un cuerpo saludable es una herramienta clave para vivir con plenitud.


Para concluir con este primer blog de la serie: “El Desarrollo Humano”, quiero compartirte de forma concreta algunos puntos importantes que debes tener siempre presente sobre el desarrollo físico a la hora de criar y educar niños.


  • Cada niño crece a su ritmo. No apresures procesos ni compares su desarrollo con el de otros.
  • Jugar no es una pérdida de tiempo. Es la manera natural en que los niños exploran, descubren y desarrollan habilidades esenciales.
  • La crianza y la educación requieren energía. Dormir bien, alimentarte saludablemente y moverte con regularidad te permitirá ser un mejor guía.
  • No todos aprenden ni reaccionan de la misma manera. Respeta su individualidad y adapta la educación a sus necesidades.
  • Ofrecer una dieta variada y nutritiva es esencial para el crecimiento y la energía del niño. Evita los alimentos procesados y fomenta el consumo de frutas, verduras, proteínas y agua.
  • El cuerpo está diseñado para moverse. Fomenta el juego al aire libre, la práctica de deportes y actividades que estimulen la motricidad gruesa y fina.
  • El sueño es clave para el crecimiento y la recuperación del cuerpo. Asegúrate de que el niño tenga una rutina de sueño constante y suficiente descanso según su edad.
  •  Limita el tiempo de uso de dispositivos electrónicos y promueve actividades que impliquen movimiento, interacción social y exploración del entorno.
  • La motricidad gruesa se desarrolla con juegos que impliquen correr, saltar y trepar, mientras que la motricidad fina mejora con actividades como dibujar, recortar y ensartar objetos.
  • El agua es fundamental para el buen funcionamiento del cuerpo. Enséñale al niño la importancia de mantenerse hidratado durante el día.
  • Asegúrate de que el niño tenga una postura correcta al sentarse, escribir y usar dispositivos electrónicos para prevenir problemas musculares y de columna.
  • Las visitas periódicas al pediatra y especialistas ayudan a detectar a tiempo cualquier problema de crecimiento o salud.


Espera el próximo blog la semana siguiente. 

Saludos de Elisa Sainz