
¿No te ha pasado que te pones a buscar un par de zapatos rojos o una cartera negra online y, de repente, parece que el mundo entero se ha enterado? Abres tu teléfono, tu laptop o cualquier otro dispositivo y ahí están: anuncios de zapatos rojos y carteras negras en todas partes.
Eso ya lo sabemos: todo está conectado y el sistema nos va conociendo. Detecta lo que buscamos y nos muestra más de lo mismo.
“Ah, esta persona está interesada en esto, voy a mostrarle más de esto”.
A mí misma me pasa: como trabajo en temas de crianza consciente y liderazgo en la crianza, el algoritmo me muestra constantemente cuentas, videos y artículos sobre lo mismo. Y me encanta, porque me gusta aprender, escuchar a otras personas y enriquecer mi perspectiva. Pero llega un punto en que me saturo. Siento que el flujo de información no se detiene, que siempre hay algo nuevo que leer, algo que ver, algo que procesar.
Con los niños pasa exactamente lo mismo. Sus tabletas y dispositivos no son inocentes: les devuelven lo que buscan. Si ven dibujos de dinosaurios, la plataforma les recomienda más dinosaurios. Si buscan videos de juegos, de inmediato aparecen cientos de opciones similares. Y sin darnos cuenta, esto se convierte en un ciclo sin fin.
Por eso es tan importante que como padres estemos atentos. No se trata de prohibir —porque la tecnología es parte del mundo en el que vivimos— sino de acompañar. Mostrarles que el algoritmo no es un amigo que les conoce, sino un sistema diseñado para mantenerlos enganchados. Ayudarles a poner límites, a elegir de manera consciente y a no dejar que una pantalla decida por ellos qué ver, qué jugar o qué desear.
Te contaré algo.
Mi hija mayor juega Roblox. Tiene su horario de pantalla bien definido, y muchas veces lo usa jugando ese juego.
Hace algunos sábados, noté un patrón que me llamó la atención. Cada vez que planeábamos una actividad para el sábado, ella empezaba a preguntar a qué hora íbamos a salir y a qué hora estaríamos de vuelta. Al principio pensé que era simple curiosidad por el plan familiar, pero un día le pregunté directamente:
—¿Por qué te preocupa tanto la hora?
Me respondió:
—Es que hay un update en Roblox a las 3 de la tarde y no me lo quiero perder, porque va a pasar esto o aquello.
La primera vez no le di mucha importancia. Pero el sábado siguiente, cuando volvió a preguntar lo mismo, ya mi atención estaba puesta allí. Entonces me explicó que todos los sábados hacen World Day en el juego y que ella no quería perderse ese evento.
En ese momento supe que era hora de conversar. Porque algo tan sencillo como una actualización de un juego estaba comenzando a poner presión sobre nuestras actividades familiares y esa presión la sentimos todos: ellos, que no quieren perderse nada, y nosotros, que queremos que disfruten de la vida real.
¿Y entonces qué hacemos?
Algunas madres deciden cortar de raíz: “Mi hijo no va a jugar Roblox, no quiero que se exponga”.
Otras permiten que sus hijos jueguen todo el tiempo, porque “mejor que estén en casa tranquilos que en la calle”.
Pero la pregunta es:
¿Realmente están seguros ahí adentro?
Ni siquiera nosotros, los adultos, estamos completamente seguros cuando nos exponemos a la avalancha de información que hay en internet.
Por eso, mi invitación no es ni prohibirlo todo ni dejarlo sin control. La invitación es a buscar el equilibrio.
Sí, juegan Roblox porque es la tendencia, porque es lo que hacen todos los niños de su edad y es su manera de socializar hoy en día.
Pero como padres, nuestro rol es acompañar y guiar.
Hablar con ellos, interesarnos por lo que juegan, observar cómo los afecta y detectar cuándo la experiencia pasa de ser algo positivo a convertirse en algo que les genera ansiedad o dependencia.
No es fácil, lo sé. Pero sí es posible.
Podemos conectar más, guiar más y, en definitiva, ser más líderes en la crianza.
Tres ideas para acompañar a tus hijos en el mundo digital
- Establece límites claros y realistas.
No se trata solo de restringir el tiempo de pantalla, sino de crear una rutina que incluya actividades al aire libre, tiempo en familia y momentos sin tecnología. - Participa de lo que les gusta.
Pregunta por el juego, deja que te enseñen qué hacen en Roblox e incluso juega con ellos de vez en cuando. Así puedes entender mejor qué les atrae y cómo se sienten. - Habla de la realidad vs lo virtual.
Si perderse un update los pone ansiosos y no les permite disfrutar de actividades reales con la familia, entonces hay que hacer una revisión.
Una revisión de horarios, de prioridades y, sobre todo, de la relación que el niño está construyendo con la tecnología. No se trata solo de quitarle el juego o de castigarlo, sino de preguntarnos:
¿Qué tanto espacio está ocupando la tecnología en su vida?
¿Está afectando su estado de ánimo o su capacidad para disfrutar de experiencias fuera de la pantalla?
¿Depende de estas actualizaciones para sentirse incluido o feliz?
Cuando el juego o la actividad digital comienza a dirigir la agenda familiar, es un buen momento para sentarse en la mesa y conversar.
Explicarles que la vida real no se detiene por un evento virtual, que las actividades familiares también son importantes y que ellos pueden aprender a regular su tiempo sin sentir que se pierden de todo.
Espero se te de ayuda esta información.
Un fuerte abrazo
Elisa Sainz Triana