
¡No estás enojada, estás agotada!
Y eso no es lo mismo, ¡no! Una cosa es consecuencia de la otra.
El otro día me encontré por las redes sociales con una publicación de una mujer con mirada triste que decía:
"No estoy enojada, estoy agotada."
Y sentí que esa frase no era solo de ella, ¡no! Tampoco es solo mía. Esa frase es de muchas, es de todas.
Ser madre se ha convertido, sin darnos cuenta, en sinónimo de estar al borde del colapso. Esto ocurre no porque queramos, sino porque el sistema, la cultura, las expectativas y nuestras propias creencias y autoexigencias nos han llevado hasta ahí.
Nos han hecho creer que ser buena madre es estar disponible todo el tiempo.
Que es tener una casa limpia, hijos bien educados, una sonrisa en la cara y cero quejas.
Que es organizar la merienda mientras piensas en la cita médica, en el informe del trabajo, en el disfraz del viernes, en la leche que falta, en la culpa que sobra.
Y así, llega el momento en que explotas. Gritas. Lloras. Te frustras.
Y entonces te llenas de culpa porque “otra vez perdiste la paciencia” “otra vez estas con ese mal humor” Pero, mamá, tú no estás enojada, tú estás agotada.
Y el agotamiento no solo cansa el cuerpo, también cansa el alma.
Y cuando el alma está cansada, todo duele más, todo pesa más.
El problema es que este agotamiento se ha normalizado. Se ha hecho parte del rol de mujer, madre.
Se espera de ti que puedas con todo.
Y cuando no puedes, te crees que el problema eres tú.
Pero déjame decirte algo que quizás necesitas leer hoy:
No eres tú.
No estás rota.
No estás fallando.
Estás haciendo demasiado.
Estás sosteniendo mucho.
Estás intentando ser todo para todos, mientras te olvidas de ti.
Y no se trata de que dejes de amar, ni de cuidar, ni de estar presente. Se trata de que te recuerdes en medio de todo eso.
De que descanses sin culpa.
De que digas “no puedo más” sin miedo.
De que entiendas que el enojo muchas veces es solo una señal de que necesitas pausa, espacio, aire, tiempo para ti.
No estás enojada. Estás agotada.
Y eso no te hace menos madre.
Te hace humana.
Y como humana, mereces ser acompañada, escuchada, sostenida.
Por eso creé Parents and Leaders, una comunidad donde no tienes que fingir que puedes con todo, donde hablamos de lo que duele y de lo que sana, donde recordamos que criar también puede ser un camino de crecimiento personal, y que liderar en casa no es cargar con todo sola, sino aprender a vivir con más conciencia, equilibrio y amor.
Si hoy sentiste que este mensaje era para ti, te invito a ser parte.
No estás sola. Estamos muchas, buscando lo mismo: disfrutar más del viaje de ser mamá sin perderte en el intento.
Usa el siguiente enlace para unirte a la comunidad de WhatsApp y allí te compartiré algunas estrategias que te ayudaran a no sentirte siempre tan agotada.